martes, 29 de junio de 2021

El Secuestro

 El Secuestro



imagen extraída de pixabay

 Anabel despertó con un fuerte dolor en su cabeza. Sentía como si una topadora hubiera pasado por encima de ella. En el momento que intentó abrir los ojos y salir de su estado de inconsciencia, escuchó que alguien le hablaba.

 ― ¿Ana, te encuentras bien?

 Anabel logró, con gran esfuerzo, abrir los ojos y observar a la persona que estaba a un costado suyo. Se trataba de su hermano menor. Anabel lo miró confusa y temerosa. 

― ¿Dónde está, el que me secuestró? ―preguntó angustiada y a media voz.

 ― ¡Oh, no! Ahora entiendo todo. El alcohol que consumiste en la cena, y lo que te conté del hombre que secuestró a la chica, hicieron que tu cabeza alucine―dijo irónicamente el joven. ―Y nosotros que nos preocupamos llamando al médico―agregó con sarcasmo.

 ― ¿Señor? ―lo llamó una empleada, ingresando al cuarto―Ya llegó―le anunció

 ―Bien. Dígale que pase Celia, por favor―le pidió cordialmente. 

Ana no se percató de que su hermano se había retirado del cuarto, y que, en su lugar, había ingresado un médico. Se enteró de la presencia del recién llegado cuando escuchó su voz, que le resultó demasiado familiar.

 ―Hola Ana.

 ― ¿Qué? ―lo miró aturdida. No lo podía creer. Era el hombre de su sueño. El secuestrador. 

― ¿Sabe Anabel? Voy a darle un consejo. No debería hablar con nadie sobre lo que usted sueña, o sus sueños podrían hacerse realidad―le dijo mostrándole una cuerda. Para su sorpresa, era la misma cuerda con la que había estado atada durante el sueño. 


FIN 

Autora: Valentina Alé

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